Y un día despertarse… finalmente abrir los ojos.
Un día nuevo, un lugar distinto…ajeno a mí. Lo sentía así, ajeno, distante y desconocido.
Mi respiración agitada y los pensamientos confundidos.
Vuelvo a cerrar los ojos buscando entender, buscando volver a ese lugar, ese tiempo… si, buscando volver a mi lugar a mi tiempo, buscando volver a mí.
Pero ya era tarde…ya no estaba más allí.
Aunque trataba de mantener la calma no podía, cerraba los ojos y me concentraba en mi respiración “inhale, exhale” me decía…y en ese silencio ensordecedor oía aún más mi respiración agitada…Abro los ojos de un salto, y si, finalmente ya era tarde para volverlos a cerrar.
Corrí…corrí sin rumbo, sin destino, asustada de a ratos, desorientada siempre, nerviosa por momentos. No pensaba, corría sin parar esquivando los obstáculos, sin escuchar los sonidos a mi alrededor, sin mirar el camino…
Era hora de parar, era hora de aligerar el paso!!! Frená me gritaba a mi misma, frená!!!!
Y recuerdo dejar de correr… No recuerdo cómo, ni cuando, no recuerdo mis pensamientos, no recuerdo el paisaje, simplemente no recuerdo nada. Pero yo estaba ahí, parada quieta, casi inmóvil , agitada de correr pero con la mente en blanco. No abrí los ojos porque los tenía abiertos, y ésta vez estaban abiertos de verdad.
Fue ahí cuando empecé a escuchar esos sonidos, fue en ese momento cuando dejé de ver y empecé a mirar todo a mi alrededor. Lo sentí, realmente lo sentí, fue la primera vez que sentí el latido de mi corazón, el verdadero latido del corazón.
Había estado perdida en esa selva hasta el día que me empecé a sentir viva…”hoy”
Mis ojos se llenaron de lágrimas, mi cabeza se hundió en ese silencio y podía al fin oír el sonido de la naturaleza…Sentí como el mundo me giraba alrededor tan rápido y yo estaba tan quieta. En un impulso mis rodillas se desvanecieron y caí al piso, estiré los brazos al cielo, ese cielo tan celeste, ese sol tan amarillo, tan intenso, aún lo siento; y cerré los ojos…Recuerdo llorar
Era real, todo estaba sucediendo…y sonreí, me sonreí a mí por dentro. Estaba viva, me sentía más viva que nunca.
Estoy en la selva, donde siempre estuve me dije; no era otro lugar…pero era yo quien ya no era igual.
Sentí el escalofrío recorrer mi cuerpo, y me dejé sentir…ahora todo se sentía placentero. Lo comprendí de inmediato, ese día había vuelto a empezar a vivir.